Introducción
¿Alguna vez lograste algo importante y, en lugar de disfrutarlo, solo pensaste en lo que te faltó por hacer?
Esa sensación de que nada es suficiente, de que siempre podrías hacerlo mejor, es uno de los rostros más comunes de la ansiedad: el perfeccionismo ansioso.
No se trata solo de querer hacer las cosas bien, sino de vivir con un nivel de exigencia tan alto que se convierte en una carga emocional.
Qué es el perfeccionismo ansioso
El perfeccionismo ansioso es esa voz interna que te dice:
- “No lo hiciste lo suficientemente bien.”
- “Podrías haber dado más.”
- “Si no es perfecto, no vale.”
Más que una búsqueda de excelencia, es una forma de ansiedad disfrazada de disciplina. La persona no busca mejorar, sino evitar el error, la crítica o el rechazo.
Señales de que vives con perfeccionismo ansioso
- Revisas una y otra vez tu trabajo antes de entregarlo.
- Te cuesta empezar proyectos por miedo a no hacerlos perfecto.
- Te criticas duramente por errores mínimos.
- Te comparas constantemente con los demás.
- Nunca disfrutas tus logros porque siempre piensas en lo que falta.
- Descansas con culpa, sintiendo que “podrías estar haciendo más”.
El costo oculto del perfeccionismo ansioso
Aunque desde fuera puede parecer que eres responsable, dedicada y exitosa, por dentro tu mente está agotada.
Este tipo de perfeccionismo no trae satisfacción, sino:
- Ansiedad constante: tu mente nunca descansa porque siempre piensa en mejorar o corregir.
- Miedo al fracaso: prefieres no intentarlo antes que arriesgarte a no alcanzar el ideal.
- Cansancio emocional: el nivel de autoexigencia drena tu energía y te deja sin espacio para disfrutar.
- Relaciones tensas: porque esperas demasiado de ti misma… y a veces también de los demás.
Cómo empezar a sanar el perfeccionismo ansioso
1.Acepta lo “suficientemente bueno”
No todo necesita ser perfecto. Aprender a detenerse cuando algo cumple su función es un acto de autocuidado.
2.Cambia la voz interna
Pregúntate: ¿hablaría así con alguien que amo? Practica una autocrítica más compasiva.
3.Celebra los pequeños logro
Reconocer tus avances, aunque sean mínimos, ayuda a entrenar a tu mente en la gratitud y no solo en la exigencia.
4.Atrévete a equivocarte
El error no te define: es parte natural del aprendizaje. Practicar la tolerancia a la imperfección es clave.
5.Pon límites al trabajo
Define horarios para trabajar y para descansar. Tu valor no depende de tu productividad.
6.Busca apoyo si lo necesitas
Un terapeuta puede ayudarte a identificar el origen de tu perfeccionismo y a construir herramientas para gestionarlo.
Cierre
El perfeccionismo ansioso roba calma, descanso y alegría.
Entender que eres más que tus logros y errores es el primer paso para sanar.
Permítete ser humana, equivocarte y descansar: eso también es un acto de valentía.
Porque a veces, lo que llamamos perfección es solo ansiedad disfrazada. 🌿
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